Chiaroscuro

Ser bailarina de ballet o cantante de ópera son asignaturas que dejo para próximas vidas, en esta soy una espectadora agradecida. Me atraviesan, me conmueven profundamente. 

Recuerdo la primera vez que vi a Maia Plisetskaya interpretar la muerte del cisne blanco del Lago de los Cisnes… lloré de emoción. Esa inolvidable y contundente delicadeza en sus movimientos, ella sola, con apenas un fondo beige detrás. Sinceramente, creo que marcó mi sentido de la estética para siempre. Y me sucede algo similar con la fotografía de Irving Penn, esa austeridad, ese dramatismo en el blanco y negro, y la forma de colocar a sus sujetos contra un fondo gris o blanco, sin más.


Este estudio visual monocromo es mi humilde homenaje a semejantes inspiraciones; algún día tendré el placer de recrearlo en un shooting.

Quise plasmar la dualidad de la que habla el cuento utilizando el monocromo, junto a una iluminación y escenografía austeras. La fuerza está en los detalles: las ramas retorcidas de un árbol recortadas contra la luz junto a las totoras; la transformación de Odette en su forma de cisne, expresada con plumas, encaje y brillos; la delicadeza de las facciones de la bailarina y su tocado austero y elegante; la expresión del típico príncipe esbelto, con sus charreteras y porte distinguido; la ballesta iluminada dramáticamente sobre una piedra solitaria; la ferocidad de Rothbart reflejada en su rostro y en la contundencia de las plumas negras de su traje; la bella frialdad de Odile a contraluz; y la muerte de Odette, retratada con una sola luz cenital, mostrando la pura y triste soledad, dramática y elegantemente expuesta sobre un suelo y fondo oscuros.
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